martes, 6 de noviembre de 2018

Crónica del salón del Manga Barcelona 2018

Mi Androide A18.
Tras asistir dos días al salón del Manga Barcelona 2018 podemos asegurar que este año por fin, SÍ han dado en el clavo. Tras varios años con salones algo flojos, en esta edición se ha notado una mejoría en cuanto a tamaño y distribución; Antiguamente la parte importante de comercios se reunía en un mismo pabellón creando masificaciones de asistentes muy agobiantes y que te dejaban con pocas ganas de volver. Este año parece que se ha ampliado la cantidad de stands y además los han repartido bastante mejor entre varios pabellones, consiguiendo mayor espacio entre tiendas, más fluidez en las caminatas y más variedad de productos para todas las edades y gustos.

Si bien es cierto que este año se han visto incrementos absurdos de precios en la mayoría de tiendas, otras han mantenido su "filosofía" y por suerte podías encontrar merchandising o figuras de interés a precio coherente. Para que veáis la diferencia de precios, si echas mano de tiendas online japonesas como Mandarake, AmiAmi o Hobbylink, una figura de la serie Banpresto Grandista te puede valer unos 15 o 20€, mientras que en las tiendas físicas españolas lo más normal es verlas a 35 o 40€ (en Jugettos, Drim, Chunichi, etc), pues bien... en el Salón del Manga hemos llegado a ver Grandistas a 50 o 70€ y esto era la norma en todo el salón, supongo que juegan con la baza de que al ser figuras grandes, el precio suena convincente... pero no para los que realmente saben. Y así, con muchísimos productos, por ejemplo en kits de montaje de figuras que suelen valer 20€, hemos llegado a verlos a 70€ (como la cápsula Saiyan de Vegeta de Re-Figures). En contraposición no todo es amargo en cuanto a precios ya que habían tiendas ofreciendo stocks de outlets a precios muy buenos (figuras antiguas, ropa, llaveros, complementos, etc). Por suerte habían tantas tiendas (la mayoría con las mismas figuras) que con paciencia y paseos, acababas encontrando el mejor precio.

Haciendo los "Monstruochis".

Lo bueno es que siguen manteniendo a ralla las copias piratas falsas chinas de nula calidad, cosa que las tiendas como Kaburi o Area 51 son bien conocidas por vender impúnemente falsificaciones. Este año ninguna tienda (a simple vista) parecía vender ni una sola falsificación, algo que se agradece mucho por parte de la Organización del evento, ya que podías comprar con total tranquilidad sin estar con miedo de que te colaran rata por liebre.

Lo que sí vuelve a pinchar estrepitósamente es la calidad de los "restaurantes" alli presentes tipo Fast Food, todos incapaces de transmitir la calidad de los Yatai Japoneses (puestos callejeros de comida) y con dudosos controles de calidad e higiene. Salvo una o dos excepciones, la calidad de la comida era nefasta, fueras donde fueras. El precio tampoco acompañaba en absoluto. Sin duda la mayor decepción fue la Pastelería Takashi Ochiai, que solemos frecuentar en Barcelona, pero en el salón era una triste parodia de la realidad, donde nos sirvieron un menú llamado "Gohan" del cual no sabían ni de qué era, con arroz frío, salsa teriyaki y pollo también fríos... y para rematar un bollo al vapor ¡congelado! y de postre un dorayaki... que esperabas que fuera lo mejor después de la tortuosa ingesta... pero era exageradamente dulce en comparación a sus tocayos que puedes tomar en la pastelería de la calle Compte d'Urgell. En fin, tomamos nota y el año que viene si se tercia, unos bocatas de casa.

Espectacular figura de Vegeta que compré.
¡Chapitas caseras!.
Para finalizar, no le dimos mucha importancia a la exposiciones ni a los stands de Nintendo, Fandoms o Asociaciones (¡lo sentimos!) pero la cantidad de actividades de este año eran lo suficientemente interesantes y curiosas como para apuntarse a algunas. Nosotros como personas de buen buche, nos apuntamos asistir a la mayoría de talleres gastronómicos (para quitar el mal sabor de boca de los puestos de comida), en los cuales te dejaban degustar diferentes productos típicos Japoneses o si te lo permitía el aforo, participar en ellos. Nosotros concretamente aprendimos a hacer unos mochis monstruosos de tamaño titánico, algo deformes y con pinta de escroto arrugado (perdón los puristas), ¡pero ciertamente muy ricos!, además de que fue una experiencia muy instructiva y lúdica, con muchas risas y buenos recuerdos. También participamos en un sorteo de una firma de uno de los animadores de Dragon Ball o hicimos chapas caseras como recuerdo. Personalmente lo recordaré como el salón en el que me obsesioné con los Nyanboards.

¡Nyanboards!!!.

Esperamos que el año siguiente mantenga la calidad, o incluso lo puedan mejorar aun más. Así da gusto pagar el precio de la entrada.

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